1| EL DESEO. Esta etapa
pertenece más al ámbito psicológico que al fisiológico, y los estímulos que lo
activan se ubican en el llamado mapa
cerebral de la respuesta sexual, constituido por los objetos que en el
pasado provocaron en el individuo la misma respuesta. En los seres humanos este
atlas es extraordinariamente complejo y permite que casi todas las situaciones,
personas y posturas sean susceptibles de provocar el deseo.
El deseo produce realmente profundos cambios químicos en el cuerpo, de
los que son responsables las hormonas sexuales, sustancias que viajan por la
sangre y provocan todas las manifestaciones físicas, desde el brillo en los
ojos y la dilatación de las pupilas hasta la consistencia de la erección.
Las principales hormonas protagonistas de estas manifestaciones son los
andrógenos, los estrógenos y las progesteronas.
La intensidad del deseo depende del nivel de testosterona, el andrógeno más
importante. Sus cantidades varían según la asiduidad de los contactos sexuales
y lo atrayente que sea el objeto amoroso; por eso la garantía de una buena
respuesta sexual viene dada por lo frecuente de las relaciones, lo estimulante
que sea el “partenaire” y esas pequeñas sorpresas que impiden que la rutina se
instale. Los últimos descubrimientos en el vasto terreno del deseo son las
llamadas feromonas. Estas sustancias
– localizadas en la boca, la areola de los senos, el ombligo, las axilas, las
manos, los pies y la zona genital – pueden mezclarse con otras muchas,
convirtiéndose así en un aroma distintivo para cada persona. Debido a esta
particularidad, Alex Comfort, autor de The Joy of Sex (El gozo del sexo) recomienda
no usar desodorantes perfumados o fragancias que enmascaren el olor natural del
individuo enamorado, que como dice Patrick Süskind en El perfume es el verdadero olor del amor. En su libro, Comfort
proporciona una curiosa receta para excitar a nuestra pareja: ponerse detrás
las orejas una pequeña cantidad de sudor genital.
2 | EXCITACIÓN. Si el
deseo es correspondido y la pasión se intensifica, se hacen patentes unos
cambios fisiológicos que conducen a la denominada fase de excitación. Ella es
la que provoca la aceleración del ritmo cardiaco y de la respiración, el
aumento de temperatura y el deseo de aproximarse, tocar, besar y acariciar a la
persona que ha desatado esta maravillosa reacción.
En esta
fase tiene lugar la dilatación de los vasos sanguíneos, la erección, la
aparición de abundante flujo vaginal, la expansión de las paredes internas de
la vagina y la relajación del orificio vaginal. El clítoris crece de tamaño,
los pezones (masculinos y femeninos) entran en erección y aumentan también las
mamas.
Sin embargo, los síntomas descritos tardan un tiempo en manifestarse,
porque para que la pasión se desate, es indispensable la acción de las
hormonas. Esto explica por qué los cambios fisiológicos –tanto en hombres como
en mujeres– no siguen una ascensión constante. Por el contrario, parecen ir en
una montaña rusa y así cualquier problema o distracción puede acabar con la excitación,
aunque también es cierto que si la estimulación continúa puede recuperarse de
inmediato y así llegaremos a la siguiente fase.
3 | MESETA. En esta
etapa el pene ya no puede aumentar más de tamaño, pero se tiene la sensación de
que todavía podría crecer un poco más. La cabeza deja de pensar y en las
mujeres se produce un sentimiento de abandono. En los hombres, el deseo de
eyacular se hace inminente y es imposible controlar la respuesta.
4 | ORGASMO. Si todo
continua según lo previsto y la estimulación prosigue en las zonas adecuadas se
alcanza el orgasmo, que es vivido de formas muy diferentes y nombrado con
vocablos en ocasiones extraordinariamente puritanos o poéticos: explosión,
estallido, tormenta, torrente de calor, espasmo, sinfonía, estremecimiento,
tapón de una botella de champán al explotar, séptimo cielo, clímax, oleadas de
placer sin fin...En los hombres se produce simultáneamente con la eyaculación,
aunque se trata de dos manifestaciones distintas y podrían darse por separado:
el hombre puede eyacular sin especial placer e incluso sin erección (esto se ve
muy particularmente en los eyaculadores precoces, quienes sin mediar
manipulación ni estimulación del pene y aún estando éste en estado de
flaccidez, perciben, casi con sorpresa, que han eyaculado).
Científicamente
el orgasmo es la liberación de la tensión acumulada durante las fases
anteriores. Se trata de espasmos musculares que van desde los huesos del pubis
hasta el coxis, y que se conocen como músculos pubocoxígeos o músculo del amor.
Estas contracciones –en los hombres se perciben en la musculatura interna del
pene y en las mujeres, en el orificio de la vagina– se producen a intervalos de
0,8 segundos, suelen estar formadas por series de entre cinco y 30, o más, y
van decreciendo en intensidad, duración y regularidad.
¿Qué tiempo
necesita la mujer para conseguir el orgasmo?
En 1970, se acuñó el término eyaculador precoz y se definió como tal a
cualquier hombre cuya pareja no tuviera un orgasmo, al menos, en el 50% de las
penetraciones. En los años 80 el colectivo de Mujeres de Los Ángeles realizó un
detallado estudio del clítoris y su función, y continuó las investigaciones de
Masters y Johnson, pero centrándose en las mujeres. Los resultados asombraron y
aclararon muchas dudas: las mujeres no eran más lentas que los hombres, no precisaban
más periodo de estimulación, ya que masturbándose superaban el tiempo masculino
y podían tener un orgasmo al minuto y medio. Entonces ¿dónde estaba el problema?...
En el modo de hacerlo. Ellas llegaban fácilmente al clímax acariciando su
clítoris y, aunque algunas preferían sentir al mismo tiempo un objeto en su vagina,
todas acariciaban de manera especial la zona exterior de sus genitales.
¿Orgasmo vaginal o
clitoridiano?
La
respuesta orgásmica es una sola, aun cuando los estímulos pueden recibirse a
través de distintas zonas del cuerpo, o con la fantasía. Hay mujeres que tienen
orgasmos por estimulación de los pezones, y a nadie se le ocurriría hablar de
"orgasmo mamario". La inmensa mayoría de las mujeres (alrededor de un 65%)
alcanzan el orgasmo si son estimuladas en la zona del clítoris y de los labios
menores. Aproximadamente sólo un 35% de la población femenina llega al orgasmo
exclusivamente por penetración, con la aclaración de que siempre la estimulación
directa o indirecta del clítoris participa en esta respuesta.
5 | RESOLUCIÓN. En esta
fase los cambios ocurridos remiten, esto significa que se pierde la erección
del pene y que los testículos retornan a su posición normal. Los labios tanto
mayores como menores recobran su tamaño original y el clítoris retorna a su
posición original lo mismo que el útero. Masters y Johnson hablaron del período refractario como parte de la
fase de resolución y lo describieron como propio de los varones y durante el
cual no se puede tener otra respuesta sexual, a diferencia de las mujeres que
por no tener este período no requerirìan de ese descanso, es decir, siempre
estarían listas para más coitos. Siempre según Masters y Jonson, la duración
del período refractario aumentaría conforme el varón envejece.
20 mujeres del grupo Improv Everywhere recrean la escena
de "Cuando Harry encontró a Sally"
en el restaurante Chick Flick 25 años después
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