Haciendo uso de nuestra libertad, los
seres humanos estamos constantemente construyendo nuestra propia vida a base de
elegir y tomar decisiones. Ahora bien ¿por qué elegimos lo que elegimos? ¿Por
qué elegimos, por ejemplo, a veces ser sinceros con los demás o a veces mentirles?
¿Por qué elegimos a veces ayudar a los demás y a veces aprovecharnos de ellos?
¿Por qué a veces elegimos seguir las costumbres de la sociedad en la que
vivimos y a veces decidimos ir en contra de ellas?
Seguramente hacemos lo que hacemos
porque nos parece preferible o
porque lo consideramos más conveniente
para nosotros, porque lo estimamos valioso
o, quizás, porque lo consideramos bueno.
Estas expresiones poseen en el fondo el mismo significado: nuestras elecciones
y decisiones dependen del valor que consideramos que tienen las
distintas opciones que se nos ofrecen; o sea, que a la hora de actuar siempre
nos guiamos por esas valoraciones
Los valores en general
Podemos definir los valores en general
como “cualidades que poseen las cosas en
relación con los seres humanos”. Estas cualidades no se ven con los ojos,
como los colores, ni siquiera se entienden, como los números y los conceptos:
sólo podemos “sentirlas” es decir, apreciarlas o desestimarlas. Por eso, los valores siempre son subjetivos y
eso quiere decir que sólo existen en relación con las personas, los únicos
seres capaces de apreciar el valor de las cosas, de las acciones y de los
comportamientos.
El término 'valor' se usa para designar
realidades apreciadas y, como en el campo de la economía, más bien escasas.
Así, hablamos de valores estéticos cuando afirmamos que una canción es hermosa;
de valores intelectuales cuando nos parece que esta compañera de clase es muy
brillante; de valores vitales cuando afirmamos que nuestro amigo tiene muy
buena salud; de valores instrumentales, cuando preferimos determinada
herramienta porque es útil y precisa de valores religiosos cuando calificamos
de sagrado un ritual o ceremonial, etc.
Los valores éticos
Para poder entender lo que son los
valores éticos conviene empezar haciendo unas puntualizaciones:
a) En
primer lugar, los valores éticos no son propiedad de las “cosas”, de los “objetos”,
sino de los “comportamientos”.
b) En
segundo lugar, los comportamientos que pueden tener un valor ético son sólo
aquellos que se dan entre personas o entre las personas y las cosas que las
rodean.
c) Por
último, sólo pueden tener valor ético los comportamientos de las personas con
capacidad para decidir, justificar y responder de sus actos; es decir, los
hombres y mujeres “responsables”.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos
definir los valores éticos de la siguiente manera:
los valores éticos son las cualidades o
propiedades que otorgamos a nuestros comportamientos respecto a otras personas
(y respecto a las cosas de nuestro entorno). Estas cualidades las consideramos como las más adecuadas, las más
convenientes y , en consecuencia, nos llevan a preferir unos comportamientos a
otros
Así, si una
persona, nunca miente a sus amigos, es porque para ella la “sinceridad” es
mejor que la mentira; si respeta la naturaleza y lucha contra su deterioro, es
porque para ella “la conservación de la naturaleza” es mejor que su explotación
indiscriminada; si trata de conseguir las cosas con su trabajo, es porque para
ella el “trabajo honrado” y el “esfuerzo” son preferibles
al negocio fácil, a la estafa, al aprovecharse de los incautos, como medio para
alcanzar una vida confortable.
Sin
embargo, elegir no resulta casi nunca tan sencillo: los valores morales suelen
entrar en conflicto y nos hacen dudar. Tenemos múltiples experiencias
personales de todo ello. Por eso es necesario que las personas, si no queremos
equivocarnos a la hora de elegir, si tratamos de elegir lo que verdaderamente
es valioso y no lo que nos pueda apetecer en un momento determinado (y luego
nos tengamos que arrepentir), aprendamos a ordenar nuestros valores, a
“jerarquizarlos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario