jueves

LA HOMOFOBIA, UN MONSTRUO TERRIBLE





Testimonio
“Los problemas empezaron para mí a partir de los 13 años cuando me enamoré locamente de Juan, uno de mis amigos. Sólo quería estar con él y él me ponía negro, porque tonteaba con las chicas; era muy guapo y las chicas le hacían mucho caso.
Pero lo peor era que yo no sabía muy bien lo que me estaba pasando, me sentía muy raro y asustado, Yo había oído hablar de la homosexualidad, pero en realidad no sabía nada y encima no había conocido nunca a nadie homosexual: ¿lo era yo? ¿O simplemente me gustaba Juan?
Todo el mundo empezó a verme raro. Ese curso fue terrible para mí: confuso, raro, obsesionado con Juan, preocupado, ansioso. Al final empecé a suspender y mis padres me llevaron a clases particulares. Acabé aprobando todo, pero con notas muy bajas.
Finalmente, mis compañeros se dieron cuenta de que me pasaba algo y que hacía cosas raras en relación con Juan. Éste también se mosqueó. Un compañero me dijo un día que parecía “un maricón” y que perseguía a Juan. Fue terrible, no sabía donde meterme. Estuve una semana sin ir al colegio, me llevaron a un psiquiatra que me dio ansiolíticos, porque yo sólo le dije que estaba muy nervioso.
Cuando empezó el siguiente curso, resulta que Juan ya tenía una amiga o novia, y eso sí que fue imposible para mí. Pensé hasta en el suicidio.
No podía decir nada en casa, a pesar de que empecé a pensar en firme que era homosexual. Busqué y leí cosas, que me ayudaron en parte, aunque me llené de miedo al confirmar que seguramente sería homosexual toda la vida. Tenía miedo de que se me notara, que los amigos o mis padres lo sospecharan, que fuera verdad para siempre. No lo acepté hasta mucho después, en realidad hasta que tuve una pareja que me ha ayudado mucho. Bueno, yo también a él.
La relación con mis padres se fue deteriorando. Claro, lo más importante para mí, no se lo podía decir. Hablaron con el psicólogo del instituto, me llevaron a verle, pero yo no me atreví a decirle nada.
A los dieciséis años dejé los estudios y empecé a trabajar aquí y allá, dando tumbos de un lado para otro.
Cada vez tenía más problemas para tener amigos y me fui quedando muy solo. Cuando pude me fui a Barcelona, con 18 años, busqué trabajo y empecé a hacer una vida en paralelo, sobre todo frente a mi familia, que no sabía nada de cómo vivía.
He hecho una vida paralela hasta hace un año, cuando con 28 años se lo dije primero a mi hermana y luego a mi familia. Mi hermana reaccionó muy bien y me ayudó para que nuestros padres lo aceptaran. Mi madre lloró mucho, pero nunca me rechazó. Mi padre fue otra cosa, reaccionó muy mal, llegó a decir que no quería saber nada de mí, que era su vergüenza, pero poco a poco ha ido soportando los hechos y ahora parece que empieza a aceptarlo también”.
(M. 29 años).

Ponte en el lugar de la persona que nos ha contado su historia y responde a las siguientes cuestiones:
· ¿Cómo crees que se ha podido sentir durante el tiempo en que estaba en el instituto y le atraía
su compañero y amigo?
· ¿Qué tipo de relación te parece que le ha sido más difícil de soportar?:
· El no poder decírselo a sus amigos.
· El no poder mantener una relación afectiva con la persona de la que se siente enamorado.
· El no poder contárselo a su familia.
· El desconocer qué es lo que realmente está pasando y nunca haber conocido a nadie
homosexual y no haber oído hablar del tema.
· “A los dieciséis años dejé los estudios y empecé a trabajar aquí y allá, dando tumbos de un lado
para otro”. ¿Te parece muy exagerado que esta situación afecte tanto a la vida de una persona:
la relación con los amigos, la familia, el rendimiento escolar, los trastornos de personalidad y
hasta las ideas de suicidio? ¿Cómo crees que se podría llevar mejor?
· Si un amigo o una amiga con quien tienes mucha confianza te cuenta que siente atracción por
una persona de su mismo sexo, ¿cuál sería tu reacción?
· Le diría que vaya al médico o al psicólogo.
· Dejaría de ser su amigo o amiga por si acaso es contagioso.
· Dejaría de ser su amigo o amiga por si acaso la gente piensa que también yo lo soy.
· Le diría que a mí no me importa y que desde luego seguiría siendo su amigo o amiga.
· Lloraría del disgusto.
· Lo sentiría como una traición por todo este tiempo sin yo saber nada.
· A partir de ese momento le vería como una persona diferente, desconocida para mí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario