¡Hola, buenas noches! (Pau Rodilla, 2018)
Verne. El País . 2/09/2018
Pau Rodilla tiene 31 años, vive en Valencia, trabaja como director de
arte en una agencia de publicidad y pide con frecuencia comida a
domicilio a través de Deliveroo, una compañía que se nutre de
repartidores a pie o en bici. Leer este artículo,
en el que se analiza cómo pagamos a otros para que hagan cosas que no
podemos hacer por falta de tiempo, le hizo reflexionar sobre su forma de
consumir. Entonces Rodilla decidió dirigir su primer cortometraje de
ficción. ¡Hola, buenas noches!
El corto, rodado de madrugada desde el maletero de un coche, no
pretende denunciar particularmente las condiciones de trabajo de los
repartidores, matiza su autor a Verne por teléfono. “Va más
allá, quiero mostrar cómo vivimos para sostener un tipo de consumo que
nos hace creer que somos señores feudales de noche, aunque en realidad
somos esclavos durante el día”, afirma. Rodilla pone como ejemplo una de
las frases del artículo de Héctor G. Barnés: “El nuevo lujo del
mileurista es delegar el trabajo de casa en otro trabajador aún peor
pagado. Puede darse el caso de que el repartidor extenuado recurra a los
servicios de un compañero para hacer aquello que no le apetece hacer en
su tiempo libre porque pasa 12 horas al día dedicado a ello”.
Eso es justamente lo que ocurre en esta ficción. Un repartidor de
comida a domicilio, interpretado por Carlos Vera, amigo de Rodilla,
analiza su situación y la de la sociedad de consumo en el tiempo que
dura un trayecto en bici ("¿En qué momento se nos ha ido tanto la cabeza
que somos capaces de pedir un bocata a domicilio del bar de abajo?").
Aunque parece que el protagonista se dirige a entregar un pedido, lo
cierto es que su turno ha terminado y está regresando a casa, donde
ocurre “el colmo de la paradoja”, según palabras del autor.
En los tres minutos que dura el corto, el protagonista reflexiona
sobre cómo se ha creado "una industria del falso tiempo libre” que nos
hace creer que recuperamos ese tiempo cuando hacemos la compra por
Amazon o cuando nos barre la casa un robot. “Lo han hecho tan bien que
hemos llegado a creer que somos nosotros los que tenemos el control”,
dice el repartidor en la pantalla. Rodilla reconoce que es el primero
que está metido en esa espiral de consumo y cree que es muy difícil huir
de ella: “¡Para hacer este corto busqué mochilas de Deliveroo por
Amazon!”.
Otro de los temas que aborda el corto es la ascendente necesidad que
sentimos de tener algo de inmediato. “Nos pasa con todo, la prueba es
Amazon, sin esa demanda no existiría el servicio que te entrega lo que
compras en 24 horas. También ocurre con las series, ahora es casi
impensable esperar una semana para saber cómo continúa el capítulo que
te dejó en vilo, con Oliver y Benji esa emoción duraba días”, dice.
Rodilla tiene clara la respuesta a una de las preguntas que
lanza en su corto. “¿De verdad es una mejora tener un ejército de
esbirros deambulando por la ciudad satisfaciendo los impulsivos deseos
de esta sociedad enferma?”. “No”, contesta con rotundidad.
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