Jostein Gaarder. El Mundo de Sofía
–Marx observó
que «los filósofos simplemente han interpretado el mundo de modos distintos; lo
que hay que hacer ahora es cambiarlo». Precisamente estas palabras señalan un
importante giro en la historia de la filosofía. La filosofía de Marx tiene por
tanto una finalidad práctica y política. También conviene recordar que no sólo
era filósofo, sino también historiador, sociólogo y economista.
–¿Y fue un
pionero en los tres campos?
–Al menos no hay
ningún otro filósofo que haya tenido tanta importancia para la política
práctica. Por otra parte, debemos cuidarnos de identificar todo lo que se llama
«marxismo» con el pensamiento del propio Marx. De Marx se dice que se convirtió
en marxista a mediados de 1840, pero más tarde también tuvo a veces necesidad
de señalar que no era marxista.
–Desde el
principio, su amigo y colega, Friedrich Engels, contribuyó a lo que más tarde
se llamaría el «marxismo». En nuestro propio siglo Lenin, Stalin, Mao y muchos
otros han hecho sus aportaciones al marxismo o «marxismo-leninismo»…
(Marx) pensaba
que en gran medida son las condiciones materiales de la sociedad las que
deciden cómo pensamos. También para la evolución histórica son decisivas las
condiciones materiales (…)Por lo tanto, no son las «condiciones espirituales»
las que crean los cambios materiales, sino al revés. Son los cambios materiales
los que crean las nuevas condiciones espirituales. Marx subrayó especialmente
las fuerzas económicas de la sociedad como las que crean los cambios y, de esa
manera, impulsan la Historia hacia adelante.
(…) A estas
condiciones materiales, económicas y sociales de la sociedad, Marx las llamó
base de la sociedad. A cómo se piensa en una sociedad, qué clase de instituciones
políticas se tienen, qué leyes y lo que no es menos importante, qué religión,
moral, arte, filosofía y ciencia, Marx lo llama supraestructura de la sociedad.
(…) podemos
distinguir tres niveles en la base de la sociedad. Lo más básico es lo que
podemos llamar «condiciones de producción» de la sociedad, es decir las
condiciones y los recursos naturales que existen en la sociedad, todo aquello
que tiene que ver con el clima y las materias primas. Todo esto constituye los
cimientos de la sociedad, y estos cimientos ponen límites clarísimos sobre qué
tipo de producción puede tener esta sociedad. Y con ello, también se ponen
límites muy claros sobre qué tipo de sociedad y qué tipo de cultura se puede
llegar a tener en general.
–Por ejemplo no
se pueden pescar arenques en el Sahara, y tampoco se pueden cultivar dátiles en
el norte de Noruega.
–Justo. Lo has
entendido. Pero también hay mucha diferencia entre la manera de pensar de la
gente de una cultura nómada y la de un pueblecito pesquero del norte de
Noruega. El siguiente nivel abarca las «fuerzas productivas» que existen en la
sociedad. Marx se refiere con esto a la clase de herramientas y máquinas que se
tienen.
–Antiguamente se
pescaba con barcas de remo, hoy se pesca con grandes barcos de arrastre.
–Ya estás
tocando el siguiente nivel de la base de la sociedad, es decir quién es el
propietario de los medios de producción. A la propia organización del trabajo,
es decir; a la división del trabajo y a las relaciones de propiedad, Marx las
llamó relaciones de producción de la sociedad.
–Entiendo.
–Hasta aquí
podemos concluir y decir que es el modo de producción de una sociedad el que
decide las condiciones políticas e ideológicas que hay en esa sociedad. No es
una casualidad que hoy en día pensemos de un modo algo distinto, y que tengamos
una moral distinta a la que existía en una antigua sociedad feudal (…) Marx
señaló además que, por regla general, es la clase dominante de una sociedad la
que decide lo que es bueno y lo que es malo. Porque toda la Historia es una
historia de luchas de clases. Es decir, que la Historia trata, sobre todo, de
quién va a ser propietario de los medios de producción (…) En todas las fases de
la Historia ha habido, según Marx, un antagonismo entre las dos clases sociales
dominantes. En la sociedad de esclavitud de la Antigüedad, el antagonismo
estaba entre el ciudadano libre y el esclavo; en la sociedad feudal de la Edad
Media entre el señor feudal y el siervo; y más adelante entre el noble y el
burgués. Pero en la época del propio Marx, en lo que él llama una sociedad
burguesa o capitalista, los antagonismos están ante todo entre el capitalista y
el obrero o proletario. Existe, pues, un antagonismo entre los que poseen y
los que no poseen los medios de producción. Y como la «clase superior» no
quiere ceder su predominio, un cambio sólo puede tener lugar mediante una
revolución.
(…)Marx también realiza un análisis detallado
del modo de producción capitalista, Pero antes de centrarnos en este tema, tenemos
que decir algo sobre la visión que tenía Marx del trabajo de las personas.
–¡Venga!
–Antes de
convertirse en comunista, el joven Marx estuvo interesado en saber qué le
ocurre al ser humano cuando trabaja. También Hegel había analizado este tema.
Hegel pensaba que hay una relación recíproca o dialéctica entre el ser humano y
la naturaleza. Cuando el hombre trabaja la naturaleza, al mismo hombre también
se le trabaja. O dicho de un modo un poco diferente: cuando el hombre trabaja,
interviene en la naturaleza y deja en ella su huella. Pero en este proceso
laboral también la naturaleza interviene en el hombre y deja huella en su
conciencia.
–Dime qué clase
de trabajo realizas y te diré quién eres.
–Ésta es, muy
resumida, la tesis de Marx. El cómo trabajamos marca nuestra conciencia, pero
nuestra conciencia también marca nuestro modo de trabajar. Se puede decir que
hay una relación recíproca entre la «mano» y el «espíritu». Así, la conciencia
del hombre está en estrecha relación con su trabajo.
–Entonces tiene
que resultar bastante terrible estar en el paro.
–Sí, porque el
que no tiene trabajo está de alguna manera vacío. Hegel ya había pensado en
esto. Tanto para Hegel como para Marx, el trabajo es algo positivo, es algo
íntimamente relacionado con el hecho de ser persona.
–Entonces
también debe ser algo positivo ser obrero.
–Sí, en un
principio si. Pero precisamente en este punto Marx lanza su terrible crítica
sobre la forma capitalista de producción.
–¡Cuéntame!
–En el sistema
capitalista el obrero trabaja para otro. Así el trabajo se convierte en algo
fuera de él. El obrero es un extraño a su propio trabajo y por tanto también se
convierte en un extraño a si mismo. Pierde su propia realidad humana. Marx
dice con una expresión hegeliana que el obrero se siente alienado.
–Yo tengo una
tía que lleva veinte años en una fábrica empaquetando bombones, de modo que no
me cuesta nada entender lo que dices. Dice que odia tener que ir al trabajo
todas las mañanas.
–Pero si odia su
trabajo, Sofía, entonces, en cierta manera, también debe de odiarse a sí misma.
–Desde luego,
odia los bombones.
–En la sociedad
capitalista el trabajo está organizado de manera que el obrero está
realizando, en realidad, un trabajo de esclavo para otra clase social. Así, el
obrero transfiere su propia fuerza laboral, y con ello toda su existencia
humana, a la burguesía. (…) En pocas palabras: precisamente mediante lo que
sería la marca de nobleza del hombre, es decir, el trabajo, al obrero se le
convertía en un animal. (…) El capitalista puede luego invertir parte de las ganancias
en nuevo capital, por ejemplo, en la modernización de las instalaciones de
producción. Lo hace con la esperanza de poder producir la mercancía aún más
barata y, por consiguiente, aumentar las ganancias en el futuro, pero tanto en
este punto como en otros, a la larga no sucederá lo que se imagina el
capitalista.
–¿Qué quieres
decir?
–Marx opinaba
que había varias contradicciones en la manera de producción capitalista. El
capitalismo es un sistema económico autodestructivo, porque carece de una
dirección racional.
–Eso es, en
cierta manera, bueno para los oprimidos.
–Si, es
inherente al sistema capitalista el caminar hacía su propia perdición. De esa
manera el capitalismo es «progresivo», o está «dirigido hacia el futuro»,
porque es una fase en el camino hacia el comunismo.
–¿Puedes poner
un ejemplo sobre lo de que el capitalismo es autodestructivo?
–Acabamos de
mencionar al capitalista al que le sobra un buen montón de dinero y que usa
parte de ese superávit para modernizar la empresa(…) Compra maquinaria nueva y
no necesita ya tantos empleados. Esto lo hace con el fin de aumentar su capacidad
de competitividad.
–Entiendo.
–Pero él no es
el único que piensa así, lo que significa que todo el sector de producción se
hace más eficaz. Las fábricas se hacen cada vez más grandes, y se van concentrando
en menos manos cada vez. ¿Entonces qué ocurre, Sofía?
–Pues...
–Entonces se
necesitará cada vez menos mano de obra, y habrá más y más parados.
Consecuentemente, crecerán los problemas sociales y esas crisis constituyen un
aviso de que el capitalismo se está acercando a su fin. Pero también hay otros
rasgos de autodestrucción del capitalismo. Cuando hay que sacar cada vez más
ganancias al sistema de producción sin que se cree un excedente suficientemente
grande como para seguir produciendo a precios competitivos...
–¿Sí?
–¿Entonces qué
hace el capitalista? ¿Me lo puedes decir?
–No, no lo sé.
–Imagínate que
eres la dueña de una fábrica. Tienes problemas económicos. Estás a punto de
arruinarte. Y yo te pregunto: ¿qué puedes hacer para ahorrar dinero?
–¿Bajar los
sueldos, tal vez?
–¡Muy lista!
Pues sí, es lo más inteligente que puedes hacer. Pero si todos los
capitalistas son igual de listos que tú, y lo son, dicho sea de paso, los
obreros serán tan pobres que ya no podrán comprar nada. Decimos que baja el
poder adquisitivo. Y ahora nos encontramos dentro de un círculo vicioso. «A la
propiedad privada capitalista le ha llegado su hora», dice Marx. Pronto nos
encontraremos en una situación revolucionaria.
–Entiendo.
–Para resumir,
acaba con que se levantan los proletarios asumiendo la propiedad de los medios
de producción.
–¿Y entonces qué
pasa?
–Durante un
cierto período tendremos una nueva «sociedad de clases» en la que los
proletarios mantendrán sometida por la fuerza a la burguesía. A esta etapa Marx
la llamó dictadura del proletariado. Pero tras un período de transición, la
dictadura del proletariado será sustituida por una «sociedad sin clases», o
comunismo. En esta sociedad los medios de producción serán propiedad de
«todos», es decir del propio pueblo. En una sociedad así cada uno «rendirá
según su capacidad y recibirá según su necesidad». Además ahora el trabajo
pertenecerá al propio pueblo y cesará la «alienación» capitalista.
Realmente Muy bueno, me ha ayudado de una manera colosal.
ResponderEliminarGracias, me ha ayudado bastante.
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