jueves

PLATÓN Y EL 15M


por Paco Espadas

Creo que uno de los retos más importantes de la didáctica de la filosofía es hacer ver a los estudiantes que las complicadas teorías y los enrevesados sistemas filosóficos que en la Historia ha habido son algo más que entretenimientos de individuos desocupados o productos de mentes retorcidas. Es cierto que lxs filósofxs no nos facilitan la tarea porque, la mayoría de la veces, escriben de forma casi incomprensible y nos inducen a pensar que sus mensajes ni tienen que ver con nuestras preocupaciones cotidianas ni sirven para algo importante. Vamos, que no sabemos de qué hablan lxs filósofxs ni si lo que dicen es verdad.
No obstante, hagamos un esfuerzo y tratemos de ver el bosque más allá de los árboles. En el centro de cada filosofía late el corazón de una persona de carne y hueso; alguien que es hijx de su tiempo y se siente afectadx por los mismos problemas e interrogantes que la mayoría de sus vecinxs. Con sus filosofías lxs filosofxs se meten de lleno en la investigación de dichos problemas e interrogantes, nos proporcionan elementos para el debate y elaboran reflexiones que pueden orientarnos en nuestra personal búsqueda de soluciones y en el conocimiento de nosotrxs mismxs.
Tal es el caso de la filosofía de Platón, cuya abstracta Teoría de las Ideas aparentemente nos transporta a sutiles universos donde habitan extraños seres inmaculados, cuando en realidad nos habla de las crisis, de la convivencia, de la justicia, de la distribución de la riqueza y de los abusos del poder; en definitiva, de todos los molestos asuntos que surgen al tratar de organizar nuestra vida en común.
Se me ocurre que si resucitase entre nosotrxs y viviera en estos momentos históricos de crisis económica y social, Platón se sumaría al movimiento "15M". Con él denunciaría que no vivimos en un mundo realmente justo, que la leyes se elaboran, y las decisiones políticas se toman, de acuerdo no con la “verdadera justicia” sino con arreglo a la idea de justicia que los poderosos imponen a la mayoría por medio de todo tipo de artimañas (la propaganda, la fuerza, la amenaza, la manipulación, el miedo…). En definitiva, que nos dicen que esto es una democracia pero realmente es una dictadura encubierta (la dictadura de los mercados y sus lacayos políticos y mediáticos). Para Platón si, en lugar de reflexionar críticamente, la ciudadanía se conforma simplemente con obeceder consignas, el Estado se corrompe legal y moralmente porque no triunfa la verdad, la justicia y el bien común, sino la ley del más fuerte. 
Platón, como su maestro Sócrates, está convencido de la existencia de la verdadera justicia y del verdadero bien común a pesar de que en este mundo nada sea realmente justo y verdaderamente bueno para todxs. Con este convencimiento Platón se enfrenta a quienes piensan que la verdadera justicia es un ideal inalcanzable y que, por tanto, nunca se podrá contentar a la totalidad de la ciudadanía ni se podrá vertebrar una sociedad realmente justa. Pero tenía que salir del terreno de la fe y aportar pruebas. Estas pruebas constituyen su Teoría de la Ideas, una filosofía con la que se abordan tres retos: (1) probar que, más allá de la aparente singularidad y variabilidad de las cosas de este mundo, existe algo verdaderamente universal e inmutable; (2) explicar cómo se puede llegar a conocer y (3) demostrar las enormes ventajas prácticas que tendría la aplicación de ese conocimiento en la construcción de una sociedad justa, próspera y feliz.

PD: Lo siento, me ha quedado un Platón demócrata que no se corresponde con el Platón real. Platón era un enemigo declarado de la democracia porque fue un tribunal popular quien condenó injustamente al mayor benefactor de Atenas, su maestro Sócrates. Esta era para Platón la prueba palpable de que el pueblo no está capacitado para decidir lo que le conviene. A juicio del filósofo, no se puede dejar en manos de la masa, siempre ignorante, el gobierno del Estado. Por tanto, ni democracia directa ni representativa; ni votaciones ni elecciones; ni democracia real ni democracia ficción: Platón es partidario de una dictadura de sabixs. Sólo ellxs poseen el conocimiento y la preparación necesarios para gobernar mirando el interés común. Al pueblo sólo le quedaría obedecer, confiado en que sigue a lxs mejores. Así lo explica el propio Platón: "Comprendí que todos los Estados actuales están mal gobernados, ya que su legislación es poco menos que irremediable si no se toman medidas enérgicas con el concurso de circunstancias favorables. Así, me vi impulsado de modo irremediable a ensalzar la verdadera filosofía y a proclamar que únicamente bajo su luz se puede reconocer dónde se halla la verdadera justicia en la vida pública y en la privada. Por tanto, los males no terminarán para los humanos antes de que la raza de los auténticos y puros filósofos llegue al poder, o los jefes de las ciudades, por un favor divino, se entreguen verdaderamente a la filosofía" (Carta VII, 326 a/b). Nadie, ni siquiera el gran Platón, es perfecto.

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