lunes

PUDOR E IMPUDOR: EL SEXO COMO TRANSGRESIÓN


Ni el sexo ni la muerte. Tres ensayos sobre el amor y la sexualidad (André Comte-Spontville, 2013)

El hombre es un animal erótico tal vez el único que hace el amor, en la medida en que este no se reduce al coito ni al orgasmo; el único al que la sexualidad plantea problemas, y el único que sitúa el deseo por encima del placer, el único que lo cultiva, en todos los sentidos del término, en vez de conformarse con satisfacerlo con la primera bestia que aparece. Y es así porque es un animal moral, y una cosa (el erotismo) no va sin la otra (la moralidad) (...) La transgresión implica la ley y, a su manera, la confirma; ¿Cómo podría derogarla? Tendríamos que volver al estado de naturaleza (¿quién es capaz de ello?), y la transgresión no sobreviviría a ello, ni el erotismo (...) No se hace el amor como se toma un vaso de agua, ni siquiera un vaso de vino.
"El acto sexual siempre tiene valor de fechoría - observa con razón Bataille -, tanto en el matrimonio como fuera de él". Por eso es tan bueno y tan perturbador. ¡Que Dios nos preserve de la inocencia! (...) El pudor es un comportamiento adquirido y variable, y por lo tanto cultural. Uno no se viste solamente contra el frío. se viste también para engalanarse, para protegerse; para hacerse ver y para ocultarse. Es lógico que todo eso acabe transformando nuestra relación con el cuerpo (el mío y el de los otros) y con nosotros mismos. La desnudez ya no nos resulta natural; por eso adquiere significado. ¿Y qué más podría significar que no fuera el sexo? Es el sexo lo que al final escondemos o desvelamos (...) y por eso el hombre es un animal púdico. Veo en ello una suerte antes que una maldición: cualquier erotismo sería si no imposible(...)
¿Una sexualidad puramente natural? No tendría nada de erótico. ¿Un placer inocente? ¡Qué insípido resultaría? ¿Una sexualidad sin concupiscencia? ¿Para qué? Es lo mismo que soñar con una sexualidad sin trastorno, sin tabúes, sin transgresiones, sin tentaciones, sin audacias, sin sueños, sin pasión y sin erotismo. La gastronomía sería entonces lo mejor

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