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AYER Y HOY DE LA PSICOLOGÍA




Desde siempre los seres humanos hemos tratado de entendernos a nosotros mismos y a nuestros semejantes. Comprender cómo pensamos, cómo sentimos, cómo nos relacionamos con los demás y por qué actuamos de la manera que lo hacemos es el gran objetivo de la psicología y por eso resulta tan atractiva para el gran público, hasta el punto de que a veces parece que todos y todas llevamos un psicólogo dentro. Sin embargo, la psicología moderna es un conjunto de conocimientos rigurosos y adquiridos gracias a la utilización del método científico


El ayer de la psicología
La psicología, como tantas otras cosas, fue un invento griego; de hecho, la raíz etimológica de la palabra nos indica cuál fue en originariamente su objeto de investigación: la palabra «psicología» proviene de los vocablos griegos psyqué (alma, espíritu) y logos (ciencia, tratado, estudio). Por tanto, la psicología se consideró en sus orígenes la ciencia o el estudio del alma, y comenzó siendo una rama de la filosofía.
De modo muy general, podemos decir que los griegos consideraban al alma como una entidad inmaterial distinta y contrapuesta al cuerpo, y le atribuían la dirección de nuestras funciones vitales (crecimiento, reproducción, movimiento...) y cognoscitivas (inteligencia, sentimientos, emociones, voluntad...).
Aunque Platón (427 – 347 a. C.) dedicó muchas páginas de su obra al estudio del alma, fue Aristóteles (384 – 322 a. C.) el primer gran sistematizador de su estudio. El resultado de sus reflexiones quedó plasmado en una de sus más importantes obras: De anima (Acerca del alma). Allí defiende Aristóteles las existencia de tres tipos, funciones o partes del alma: vegetativa (responsable del crecimiento, la nutrición y la reproducción), sensitiva (responsable del movimiento, la sensibilidad y los apetitos inferiores – como el deseo sexual o las ganas de comer –) y racional (responsable de la inteligencia y de la voluntad). Las plantas poseen exclusivamente el alma vegetativa; los animales, también la sensitiva y los humanos nos caracterizamos por disfrutar de las tres.
Pero, pensaba Aristóteles, el ser humano, como el resto de los seres vivos, no es exclusivamente alma sino que debe considerarse como un compuesto indisociable de alma y cuerpo, de modo que un cuerpo sin alma no es un organismo vivo y un alma sin cuerpo no es más que una abstracción imposible (“Si el cuerpo fuera ojo, la vista sería su alma”, solía decir Aristóteles para ilustrar su teoría).
Con el triunfo de las grandes religiones monoteístas (Judaísmo, Cristianismo e Islam), en la Edad Media se abandonan en parte las teorías de Aristóteles y se pasa a considerar que el alma es puro espíritu que puede existir separada del cuerpo, que tiene un origen divino, que constituye nuestra identidad personal y que pervive después de la muerte del cuerpo.
Otro hito importante de la historia de la psicología antigua lo constituyen los estudios del filósofo francés René Descartes (1596 – 1650). Para Descartes, cuerpo y alma son dos entidades distintas cuya relación es difícil de explicar: mientras que el cuerpo es una maquinaria orgánica muy sofisticada (pero una maquinaria al fin y al cabo, semejante a la de los muñecos automáticos), la «mente» o «alma» es la entidad inmaterial que gobierna la maquinaria corporal y en la que se asientan las funciones psíquicas (pensar, percibir, desear, recordar..). La interacción entre el alma y el cuerpo es perfecta y se produce en una zona del cerebro: la glándula pineal o epífisis. A través de esta glándula, el alma se entera de lo que le pasa al cuerpo y le ordena sus movimientos. Así, por ejemplo, si un agente externo altera la circulación de los impulsos nerviosos que circulan a gran velocidad por los nervios – nos clavamos un alfiler en la yema de un dedo, por ejemplo – la glándula pineal se excita. De este modo la mente entiende lo que está pasándole al cuerpo – siente dolor – y puede tomar la decisión adecuada – retirar la mano – , ordenándoselo a los músculos también a través de dicha glándula. Para Descartes, la labor de la psicología consistiría en descubrir el funcionamiento y los mecanismos reflexivos de la mente humana.

Psicoanálisis
Cuando Sigmund Freud (1856-1939) desarrolló el psicoanálisis, no intentó hacer ciencia pura. Su interés no recayó en la acumulación de conocimientos sobre la mente normal, sino en la aplicación inmediata de una nueva manera de tratar a individuos que manifestaban un comportamiento anormal. Extrajo mucho más de sus datos de observación clínica que de la experimentación controlada en el laboratorio. Freud creía que poderosos impulsos biológicos, principalmente de naturaleza sexual, influían en el comportamiento humano. Opinaba que estas tendencias eran inconscientes y que creaban conflictos entre el individuo y las normas sociales. El enfoque freudiano generó violentas controversias, algunas de las cuales todavía están latentes hoy, como veremos repetidas veces en este libro. Algunos de los discípulos de Freud (como Erik Erikson) modificaron su enfoque básico, mientras otros (como Carl Jung, Alfred Adler y Karen Horney) se separaron de él. Aunque el punto de vista psicoanalista del comportamiento humano ha tenido una gran influencia en el pensamiento psicológico, nunca ha pasado a formar parte de la psicología experimental.

Los comienzos de la psicología moderna
No será hasta 1920 cuando se produzca una auténtica revolución en la determinación del objeto de estudio de la psicología. Hasta ese momento se había aceptado unánimemente que la psicología estudiaba «la mente»; a partir de entonces, algunos psicólogos encabezados por J.B. Watson (1878 – 1958) pasan a definirla como una ciencia cuyo objetivo es describir, predecir y controlar la conducta (observable).. La mente (los pensamientos, los sentimientos, las emociones...) pasa a considerarse entonces una especie de «caja negra» en cuyo interior es imposible observar qué pasa, y que, por tanto, debe quedar fuera del interés investigador de la psicología.. Este enfoque de la psicología permanecerá vigente hasta 1960.
Psicología humanista 
Esta rama de la psicología, llamada a menudo la tercera fuerza —después del conductismo y el psicoanálisis— comenzó a principios de los años cincuenta y su influencia ha aumentado desde entonces. Psicólogos humanistas como Abraham Maslow (1908-1970) y Carl Rogers (1902) protestaron contra lo que consideraban la estrechez de las dos primeras corrientes. Sostienen que el conductismo dice mucho sobre la conducta, pero poco sobre las personas, y que el psicoanálisis dice mucho sobre los perturbados mentales, pero poco sobre los sanos. El humanismo ha intentado ampliar los contenidos de la psicología para que incluya aquellas experiencias humanas que son únicas; como el amor, el odio, el temor, la esperanza, la alegría, el humor, el afecto, la responsabilidad y el sentido de la vida, todos aspectos de nuestras vidas que generalmente no son estudiados ni se escribe sobre ellos de una forma científica, porque se resisten a ser definidos, manipulados y medidos (Schultz, 1981).

La psicología hoy
E n la actualidad se ha vuelto a despertar el interés por la mente y sus procesos. Se resaltan las conexiones entre los procesos mentales y la conducta y se considera oportuno que la psicología se ocupe tanto del comportamiento como del pensamiento y de las emociones ya que estos tienen una influencia decisiva en él. Actualmente se define la psicología como “la ciencia de la conducta y de los procesos mentales asociados a ella”:
Ciencia porque, entre otros, utiliza los mismos procedimientos que permiten realizar y validar investigaciones en biología, física, química...

De la conducta, porque analiza e investiga las causas de todos los actos de un organismo que pueden ser observados y de los procesos mentales asociados, porque también investiga procesos como el pensamiento, la atención, la memoria, el razonamiento, la sensación, las emociones, etc. que aunque no siempre son directamente observables pueden estar en el origen de nuestro comportamiento.

PARA REFLEXIONAR SOBRE EL TEMA


  1. Durante mucho tiempo – y aún hoy muchos siguen pensado así – se ha considerado a la psicología como la ciencia que investiga «la mente». ¿Podríais decirnos dónde se localiza «la mente», qué funciones realiza y cómo pude investigarla la psicología? 
  2.  ¿Conoces  ejemplos de conexión entre cuerpo y mente? 
  3. A juicio de Watson y sus seguidores, como es imposible investigar científicamente la mente, la psicología debe centrarse en las conductas observables de las personas, tratando de encontrar los estímulos o mecanismos adaptativos aprendidos que las provocan. Enumera cuatro o cinco comportamientos frecuentes en la gente que, por su interés, deberían ser investigados por la psicología.


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