martes

NO ESTABAN MADURAS


Era otoño, y la zorra que vivía en una madriguera del bosque, cada noche se atracaba de ratones, que eran muy gordos en aquella época del año, y también un poco tontos, porque se dejaban cazar con facilidad.
A decir verdad, la zorra hubiese preferido comerse alguna buena gallinita de tiernos huesecitos, pero hacia tiempo que el guardián del gallinero era un perrazo poco recomendable, y había que contentarse con lo que el bosque ofrecía: ratones, ranas y algún lirón.
El caso es que una mañana la zorra se despertó con cierta sequedad en la garganta y con un vivo deseo de comer algo refrescante distinto de su acostumbrada comida. Por ejemplo, un buen racimo de uvas. Y llegaba hasta ella un rico olorcillo de uva moscatel.
"Bueno -dijo para sí la zorra-. Hoy quiero cambiar. Después de tanta carne de ratón, me sentará bien un poco de fruta."
Y se dirigió hacia la parra cuyo aroma había percibido. Apretados racimos colgaban de ella. Había muchos, pero...
"¡Que extraño! -rezongó el animal-, no creí que estuvieran tan altos. De un buen salto los alcanzaré."
Tomó carrera y saltó abriendo la boca. Pero, ¡qué va! Llegó a un palmo del racimo: el salto se le quedó corto. Sin embargo, la zorra no se desanimó. De nuevo tomó carrera y volvió a saltar: ¡nada! Probó otra vez a insistió en la prueba, pero las uvas parecían cada vez más altas.
Jadeando por el esfuerzo, la zorra se convenció de que era inútil repetir el intento. Los racimos estaban a demasiada altura para poder alcanzarlos de un salto.
Se resignó, pues, a renunciar a las uvas, y se disponía a regresar al bosque, cuando se dio cuenta de que desde una rama cercana un pajarillo había observado toda la escena. ¡Qué ridículo papel estuvo haciendo! Precisamente ella, la señora zorra, no había conseguido apoderarse de to que le gustaba. Pero al punto halló to que creyó una salida airosa
-¿Sabes? -dijo, dirigiéndose al pajarillo-, me avisaron de que estaban maduras, pero veo que aún están verdes. Por eso no quiero tomarlas. Las uvas verdes no son un plato apropiado para quien tiene tan buen paladar como yo.
 Y se fue arrogante, segura de haber quedado dignamente, mientras el pajarillo movía la cabeza divertido.


Como ya hemos visto, los tres componentes de la personalidad, el Ello, el Yo y el Super -Yo interactúan dinámicamente. Por todos los medios tratamos de encontrar el equilibrio entre nuestros deseos más fuertes, las normas morales y sociales que tratan de anularlo y la realidad, que nos impone necesidades. Pero en esa búsqueda, el ser humano sufre ansiedad y tensión por no conseguir sus objetivos: eso es lo que denominamos frustración. El yo pone en marcha entonces uno o más mecanismos (inconscientes) de defensa que distorsionan la realidad para «tratar de sufrir menos». Son necesarios y todos los usamos; sin embargo, aplicados en exceso pueden llegar a ser patológicos o enfermizos para el sano y auténtico desarrollo y equilibrio de nuestra personalidad. ¿Quieres saber cuáles son? Veámoslos:
REPRESIÓN: Se trata del mecanismo más importante; podríamos compararlo con un episodio de amnesia puntual, pues la represión consiste en el olvido inconsciente de aquello que nos resulta traumatizante (por ejemplo, el odio al padre propio de la fase edípica)
R ACIONALIZACIÓN: Mediante la racionalización tratamos de justificar una conducta frustrante tratando de aceptarla, como la zorra cuando trata de conformarse pensando que, en realidad, las uvas que tanto deseaba alcanzar estaban aún verdes. ("He suspendido porque el profesor me tiene manía”). En la racionalización empleamos distintas argumentaciones:
  • Minusvaloración: se considera que el objeto inalcanzable no tiene valor, se le quita importancia (En la fábula de Esopo de la zorra y las uvas, la zorra, que no podía alcanzar las uvas, se consolaba diciendo: "no estaban maduras”)
  • Fatalidad: si no alcanzamos la meta deseada, se lo achacamos a la mala suerte, al destino, a la acción de fuerzas sobrenaturales, etc.
  • Excepción : justificamos el fracaso como una excepción ("Es la primera vez que esto me ocurre”)
  • Suerte alternativa: excusamos nuestra desgracia con otra acción más exitosa ("No me ha tocado la lotería, pero tengo una salud estupenda")
  • Excusas circunstanciales: "me dolía la cabeza en aquel examen que suspendí"
  • Compensación: pensamos que nuestra frustración es inferior a la que padecen otros ("He suspendido Matemáticas, pero la mayor parte de la clase también ha suspendido Historia”)
  • Promesa de mejora: prometemos una enmienda futura ante nuestro fracaso presente ("Nunca más volverá a pasar")
FANTASÍA: Es otra forma de negar la realidad, realizando en la imaginación lo que uno no puede hacer en la realidad. El tímido, por ejemplo, se imagina a sí mismo plantando cara; el cobarde se convierte en héroe... Una buena muestra de esta tendencia son las" mentiras" que acostumbramos a decir cuando explicamos una cosa que nos ha pasado. Hay quien afirma que un 40% de nuestras afirmaciones son mentiras inconscientes.
PROYECCIÓN: Consiste en reflejar en el otro aquellos sentimientos propios que nos resulta inaceptables. La proyección se da con frecuencia en situaciones sociales afectivas, por ejemplo en los celos. Tener celos además de ser una muestra de posible inseguridad, es casi siempre un producto de la proyección. Pensamos que nuestra pareja nos puede ser infiel, pero en el fondo nosotros lo hemos sido, o deseamos serio.
REGRESIÓN: Regresión significa retroceso, volver al origen. Psicológicamente, significa volver a una etapa anterior de la vida en la cual el yo estaba más protegido. Es un fenómeno típico de la infancia: un niño/a, cuando le nace un hermano/a, tiende a comportarse como si fuese más pequeño/a para recabar más cariño.
DESPLAZAMIENTO, COMPENSACIÓN Y SUBLIMACIÓN: consiste en sustituir el objeto de un impulso por otro (después de soportar las impertinencias de su jefe, al llegar a casa el marido vuelca toda su agresividad con la familia, mostrándose intolerante con los menores fallos) En la compensación, el padre poco culto compensa su frustración llevando a sus hijos a los colegios privados más caros. Si el desplazamiento se orienta a un objetivo cultural, religioso o político, decimos que hay sublimación". Tal mecanismo puede desencadenarse, por ejemplo, en la persona poco agraciada físicamente que sublima sus impulsos sexuales dedicándose a obras sociales o a la religión.
REACCIÓN: cuando algunos de nuestros deseos mas fuertes son rechazados por ser considerados inadmisibles, puede producirse una " reacción " que consiste en el desarrollo de una conducta externa contraria al impulso o sentimiento rechazado (por ejemplo, mostrar desprecio por la persona a la que amamos pero que se marchó con otro/a)
NEGACIÓN: consiste en rechazar una idea perturbadora sin arrojarla al inconsciente, sino negándola en la propia realidad. Por ejemplo, cuando alguien dice: “No es cierto que haya deseado alguna vez su muerte". Para los psicoanalistas este mecanismo aporta mucha información sobre el inconsciente, puesto que al negarse tajantemente a aceptar el deseo, la persona admite implícitamente su existencia.
IDENTIFICACIÓN: Consiste en paliar nuestras frustraciones internas imitando la conducta de una persona a la que dotamos de características ideales. Por regla general, el modelo elegido suele ser el de una personalidad que ha triunfado social, profesional y sexualmente. Es un mecanismo que aparece con asiduidad en la adolescencia. Cuando la identificación llega a tal grado que el sujeto imita literalmente el modelo, habiendo interiorizado todas sus pautas de conducta, se le conoce con el nombre de "introyección". La identificación puede darse también con personas que nos han causado un enorme daño (algunas personas que han sido objeto de abusos sexuales en su infancia, abusan sexualmente de otros niños cuando son adultas)
Como vemos, los mecanismos de defensa representan la necesidad que tiene la persona de decirse mentiras para conservar su equilibrio psicológico.
Si tuviésemos que resumir en una sola idea lo que es el psicoanálisis, quizás la mejor manera sería afirmar la importancia que tiene la sinceridad y la exteriorización de las emociones, precisamente, para conseguir esta armonía.


PIENSA Y RESPONDE



  1. Qué mecanismos de defensa crees utilizar en más ocasiones? Cuenta un caso en el que resulte evidente que lo usaste.
  2. El siguiente ejercicio trata de poner aprueba tu capacidad para el diagnóstico. A continuación te ofrecemos varios ejemplos de comportamientos que incluyen la acción de uno o más mecanismos de defensa. Tu misión consiste en identificados en cada caso concreto y explicar la posible causa de su utilización
    1. Una persona de clase económica alta se niega a admitir que ama a otra de clase muy baja, la cual no parece hacerle demasiado caso. La primera afirma que es la segunda la que está loca por ella aunque trate de disimularlo.
    2. La misma persona, al cabo del tiempo, comienza a odiar a la persona a la que antes amaba.
    3. Un sujeto reprime todo tipo de conducta sexual porque le produce angustia. Sin embargo, escribe poesía amorosa y erótica.
    4. Una persona que vive sola se dedica a atender a 10 gatos y 12 pájaros.
    5. Una chica de conducta «modosita» empieza a vestir igual que su compañera de clase: el mismo corte de pelo, tatuajes, piercing en el ombligo, etc. En su vocabulario aparecen con frecuencia tacos y comienza a fumar porros.
    6. Un alumno lloriquea ante el profesor, pidiéndole que le apruebe la asignatura y prometiendo ser bueno en el futuro y estudiar más. El alumno no finge, cree verdaderamente lo que está diciendo.
    7. Un chico considera a su madre como la mujer más perfecta del mundo. Admira a las mujeres que se parecen a ella y rechaza al resto.
    8. Ese mismo individuo se casa con una mujer parecida física y psicológicamente a su madre. sin embargo, cuando quiere mantener relaciones sexuales con ella, sufre impotencia
    9. Una chica rechaza mantener todo tipo de contacto sexual con chicos. Sus sueños tienen un alto contenido erótico.

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