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LO LLAMAN DEMOCRACIA, ¿PERO LO ES? (3.2): HAY ALTERNATIVAS


Democracia 4.0

Nuestros diputados representan la soberanía popular, pero la soberanía nacional reside en el pueblo (art. 1.2 CE) 

Como ciudadanía queremos participar directamente en la toma de decisiones  que nos afectan, ahora sabemos que eso es posible, desde nuestra casa y  gracias a Internet.
En  junio de 2010, Juan Moreno Yagüe, abogado sevillano, redactó un escrito de carácter administrativo, fundamentándolo  en  las normas vigentes que  contienen nuestras leyes , solicitando al Congreso de los Diputados que le permitiera  participar en las votaciones de la Cámara. Desde su casa, por Internet. 
Este  escrito propone que, ya que somos 35 millones de ciudadanas y  ciudadanos mayores de edad, a quienes nos representan 350 diputados, existe  la posibilidad de descontar una pequeña cuota de representación a cada  uno de ellos, una treinta y cinco millonésima parte  (la cuota de soberanía que nos corresponde), cuando queramos acceder vía internet al Congreso. 
Como  todos los diputados representan en conjunto a la soberanía popular, a  todos se les restaría una pequeña parte, la correspondiente a la cuota  de soberanía del número de personas que decidiesen utilizar su derecho a  votar. Así,  nuestra intervención sería proporcional y justa. Nuestra participación  directa sólo supondría, por tanto, añadir unos nueve decimales a los  números del tablero de votaciones, el de las luces verdes y rojas. 
¿Qué  significa esto? Que por cada cien mil ciudadanos que votaran on-line,  un escaño volvería al pueblo. Si fuéramos un millón, pues diez escaños  para la ciudadanía. Simple.  Democracia Real, de verdad. Cuando estoy interesado, entro y voto. Y cuando  no, que vote su Señoría, que para eso se le paga.
Sería supervisión  pura ya que, como mínimo, se crea el derecho de veto ciudadano de manera instantánea. El control sobre las decisiones tomadas en el  Parlamento, por parte de las personas, crecería. Los presupuestos, los  recortes sociales, las medidas más polémicas y de mayor transcendencia  podrían ser evaluadas y decididas por los destinatarios de las mismas,  los españoles, lo que obligaría a los diputados a tomarse más en serio  su trabajo, a sabiendas de que muchos ojos lo fiscalizan. Precisamente,  los ojos de las personas que, con sus impuestos, les pagan buenos  sueldos y buenas pensiones de jubilación. En definitiva, eliminar el actual cheque en blanco que suponen las elecciones y constituir una democracia en tiempo real, responsable y exigente. 
Este  escrito se encuentra en la comisión de garantías constitucionales del  Congreso de los Diputados desde noviembre de 2010 y seguimos esperando  una respuesta, que deberían haber ofrecido a los tres meses, como dicen  las leyes, pues no se permite en esta materia el silencio  administrativo.  
Suponemos que el hecho de que se apruebe esta medida,  que devolvería la soberanía a sus legítimos propietarios, no agradaría  demasiado a sus señorías. Estamos planteando directamente la legitimidad  del órgano legislativo y el verdadero papel que deben desarrollar  nuestros representantes, que no mandan en nosotros, que cobran por  atender nuestros intereses. 
No  se propone, por tanto, prescindir del Congreso, ni de los diputados, ni  de los partidos, ni de las elecciones. Lo que se propone es la  combinación de ambos sistemas de participación política, pues creemos  que las condiciones materiales y jurídicas ya lo permiten, por lo que ha  llegado el momento de hacer uso de nuestra cuota de Soberanía, de  decidir, cuando queramos, sobre nuestro futuro.

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