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REPÚBLICA DE FILÓSOFOS



Fuente: Alfonso Ortiz/Paco Espadas. Historia de la Filosofía

Para una comprensión adecuada del pensamiento político de Platón es necesario tener en cuenta la dimensión social que el autor concede a  la naturaleza humana: el hombre no es un ser aislado, independiente, capaz de realizarse en solitario, sino un ser inmerso en la vida del Estado. Dicho de otro modo, el hombre necesita de los demás para realizarse plenamente tanto en el orden material como en el moral. La sociabilidad es, según Platón, connatural al ser humano y éste sólo alcanza su perfección en el seno del Estado.
Se plantea el problema de cuál es la característica fundamental del Estado ideal. Por encima de todas hay una que lo define: la Justicia. Para Platón, la Justicia es la virtud principal del Estado perfecto. Justicia es sinónimo de armonía y orden social y ésta es el resultado de la aceptación voluntaria del papel social que a cada ciudadano debe corresponder según sus propias cualidades naturales y su estricto cumplimiento en favor del bien común. Sólo un Estado armónico, es decir, justo, puede producir felicidad para el individuo y para el colectivo de los ciudadanos.
Según Platón, el Estado brota espontáneamente de la división del trabajo, imprescindible para dar satisfacción a las múltiples necesidades que van surgiendo. Se trata de que cada ciudadano desempeñe una función que contribuya al bien común, meta a la que deben supeditarse todos los intereses particulares.
Las diferentes funciones o papeles sociales deben estar en estrecha relación con las capacidades naturales de cada individuo. Es por eso que Platón señala tres estamentos o clases sociales, en paralelismo con las tres funciones del alma:
La clase de los artesanos
  • Está integrada por todos aquellos ciudadanos en los que predomina el alma apetitiva.
  • Si se dan las condiciones adecuadas, presentarán la virtud de la moderación.
  • Tiene por misión producir los bienes materiales necesarios para la subsistencia del Estado.
  • Tiene derecho a la propiedad privada, a elegir esposa y a criar a sus hijos.

La clase de los guardianes o guerreros
  • Está integrada por todos aquellos ciudadanos en los que predomina el alma pasional. (Platón considera que pueden ser tanto varones como mujeres)
  • Deben presentar la virtud del valor (que lleva a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar con firmeza los peligros sin caer en la temeridad.
  • Su misión es defender al Estado de los ataques exteriores y mantener el orden y la seguridad públicas.
  • No tienen derecho a la propiedad privada. La asignación de cónyuges y la educación de los hijos es potestad del Estado. Una educación larga y adecuada los lleva a admitir esta situación de buen grado.

La clase de los gobernantes
  • Está integrada por aquellos ciudadanos en los que predomina el alma racional (Platón considera que pueden ser tanto varones como mujeres)
  • Su virtud es la prudencia o la sabiduría (sensatez, buen juicio, capacidad para discernir entre lo que es bueno y lo que es malo)
  • Su misión es la más importante de todas: legislar y velar por el cumplimiento de las leyes, que serán siempre justas porque emanan de un profundo conocimiento de lo que es la Justicia.
  • No aspiran ni a honores ni a riquezas puesto que, desde el primer momento, son desposeídos de ellas (no tienen derecho a ningún tipo de propiedad privada) y educados desde pequeños para ser consecuentes con su condición de máximos servidores públicos. Son elegidos de entre los mejores de la clase de los guardianes y su entrenamiento dura hasta que han cumplido cerca de sesenta años.

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