jueves

MEJORANDO NUESTRA INTELIGENCIA EMOCIONAL 3 (Prácticas para percibir, comprender, regular y transmitir nuestras emociones y las de los demás)


Práctica nº 3 Los versos más tristes en el hotel de los desamparados
(Adaptada del libro “Desarrolla tu inteligencia emocional” de Pablo Fernández Berrocal. Barcelona, Kairós 2004)

  • Objetivo: analizar las emociones que sientes al escuchar o leer unos poemas
  • Realización: individual
  • El ejercicio consiste en analizar las emociones que suscitan unos poemas. Debes expresar lo que sientes con tus propias palabras, no lo que crees que quiere expresar el autor o lo que significan de forma general. Puedes utilizar cinco o seis palabras que describan cómo te has sentido (incluso físicamente) o relatar con más precisión tus emociones. En cualquiera de los dos casos, trata de concentrarte en cada poema y procura hacer tus anotaciones inmediatamente después de haberlos leído o escuchado
  • Claves: Este ejercicio te permite observar el contrate entre emociones suscitadas por los dos poemas. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no todas las personas son sensibles a los mismos estímulos y que, por lo tanto, puede que no sientan nada en especial con alguno de los dos poemas o con ambos.
 
Pablo Neruda Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

CHARLES BUKOWSKI El hotel de los desamparados


No viviste
hasta que no pasaste la noche
en el hotel de los
desamparados
con nada salvo
una lamparita
y 56 hombres
apretados unos contra otros
sobre las colchas
todo el mundo
roncando
a la vez
y algunos de esos
ronquidos
son tan
profundos y
graves
tan increíbles
oscuras
tristes
graves
respiraciones
subhumanas
que parecen emanar
del mismo
infierno.
Tu mente
a punto de romperse
bajo esos
sonidos
letales
y los olores
mezclados:
zoquetes
sucios duros
calzoncillos
meados
cagados
y sobre todo eso
un aire que circula
muy lento
como el que sale
del cubo de basura
cuando levantas la tapa.
y esos
cuerpos
en lo oscuro
gordos y
flacos
y encorvados
algunos
sin piernas
sin brazos
algunos
sin mente
y lo peor de todo
la total
ausencia de
esperanza
los envuelve
los cubre
enteros.
Es insoportable.
Te levantas
sales
vas a las
calle
caminas por las
veredas
entre los edificios
doblas la
esquina
y estás de vuelta
en la misma calle
pensando
esos hombres
fueron niños
una vez
¿qué les pasó?
¿y qué me pasó
a mí?
está oscuro
y frío
por aquí.

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